Los parques científicos y tecnológicos forman parte de uno de lo episodios más conmovedores de nuestra reciente historia.
¿Recuerdan aquello de la Burbuja Inmobiliaria? Esa historia en la que nuestro país construía más (¡el doble!) que países como Alemania y Francia (cuando triplican en número, entre las dos, nuestra población). Esa historia que empezó con la Ley de Suelo de 1998, promovida por el Gobierno de Aznar, que convertía -prácticamente- todo el suelo del estado español en urbanizable.
Historia que hubiera acabado mucho antes de no haber sido por la complicidad de la esfera internacional económica, con mayor protagonismo de Europa; ya que, vino de fuera y en forma de préstamo el dinero que necesitábamos para nuestro gran tsunami urbanístico.
Cualquiera, en este contexto, hubiera podido esperar que la universidad y los académicos especialistas que la conforman se hubieran pronunciado en contra de semejante locura. Pero no, mientras nos hablaban de que España era una potencia económica mundial, de que la vivienda nunca bajaría, de que alquilar era tirar el dinero y de lo bonito que era todo enladrillado. Mientras nos decían todas estas cosas… la universidad callaba. Fácil hubiera sido para los economistas demostrar la inviabilidad del desarrollo económico de entonces y alertarnos acerca de los peligros que tal vorágine urbanizadora acarrearían. Pero no. ¿Porqué no? Por dos razones principalmente; porque en la universidad no interesaba estudiar tales cosas y porque la universidad también estaba metida en el ajo de la burbuja inmobiliaria. (Publicaremos más adelante algunos artículos con ejemplos explícitos de ello)
De momento sigamos, para conseguir ese crédito fácil que venía de Europa en concepto de inversión en infraestructuras las universidades se comprometieron a construir campus y parques científicos, espoleadas por las administraciones públicas.
“Los parques científicos catalanes reconocen que su deuda, de 300 millones de euros, es “imposible de retornar.” (1)
“Fuentes del sector apuntan a Mariano Rajoy como ministro de Educación y luego a la ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, como los diseñadores del modelo de parques científicos en España. “Las universidades son competencia de las comunidades autónomas, y el Gobierno central prefirió destinar las subvenciones a proyectos que le dieran un lucimiento directo”, señalan. El problema, además, se hizo grande porque “eran años de crédito fácil y barato y todas las universidades se apuntaron a endeudarse para tener su propio parque”. Un deseo que contó con el apoyo de la Generalitat: Carles Solà, como conseller d’Universitats, envió una carta a las universidades en el 2005 animándoles a pedir créditos para crear o ampliar sus parques, asegurando que la deuda la asumiría la Generalitat. Este compromiso, sin embargo, nunca se consignó en los presupuestos y los siguientes consellers, incluido el actual de CiU, se han negado a asumirlo.” (1)
El objetivo de estos parques era el de potenciar actividades innovadoras. En algunos casos (quizá pocos) tal objetivo se ha cumplido. En otros… al ver que los parques no se llenaban han dejado la puerta abierta a empresas digamos que poco interesantes en cuanto a innovación.
Por citar algún ejemplo:
En el edificio Nexus I, del “Parque de investigación e innovación” de la Universitat Politècnica de Catalunya, encontramos actividades tan ¿innovadoras? cómo una tienda on-line de películas asiáticas (2).
Lo que sea, esta es una de las brillantes soluciones encontradas para ocultar el fracaso de un modelo de inversión en I+D que en buena parte consistió en construir edificios a modo de contenedores, donde el continente, la investigación, era lo de menos. Gracias a todo ello y gracias, también, a que en ningún momento se estudió la viabilidad, a corto y medio plazo, de los parques científicos hoy contamos con un catálogo de edificios construidos y aún por construir, junto a verdaderos agujeros de deuda.
¿Y quien ha sacado beneficio de ésto?
La respuesta puede encontrarse en el siguiente capítulo: La consulta de los diagramas de las relaciones políticas y empresariales de los miembros de los Consejos Sociales de las universidades públicas del área de Barcelona puede ayudaros.
Fuentes:
(1) LaVanguardia: http://www.lavanguardia.com/economia/20120123/54245746026/parques-cientificos-catalanes-tienen-300-millones-deuda-impagable.html
(2) Mediatres estudio. http://www.m3estudio.com/#!contacto-esp/c21rr